Otras medicinas ...que también funcionan

Las medicinas alternativas o naturales, tales como la acupuntura, el E.M.D.R., la homeopatía, la medicina ayurvédica, la naturopatía, la osteopatía, la fitoterapia, la sofrología o la reflexoterapia tienen cada vez más adeptos. Si bien es cierto que la mayoría no son consideradas como una ciencia, son técnicas que funcionan y que no solo complementan perfectamente el tratamiento alopático, sino que también, previenen el desequilibrio y el malestar de la personas.
La reflexología se practica en China desde hace más de 5.000 años dentro de lo que llamamos la acupuntura y los documentos más antiguos se hallaron en Egipto y datan de más de 2500 años.
 Esta técnica se basa en la idea de que cada órgano, función, glándula o parte del cuerpo humano se refleja sobre un punto preciso de las manos (reflexología palmar), los pies (reflexología podal), de la naríz (sympaticoterapia), la columna vertebral (espondilo terapia), el rostro (facioterapia) o las orejas (auriculoterapia). Estas zonas llamadas “zonas reflejas” estimuladas por masajes, presión, agujas, calor e inclusive electricidad, inciden de una manera positiva en la zona del cuerpo correspondiente, aliviando y eliminando así numerosos malestares.
Estas estimulaciones mejoran el flujo de energía en nuestro cuerpo, regula el sistema nervioso, favorece la producción de endorfinas (morfinas naturales, que alivian el dolor y son euforizantes) e inducen las facultades propias del organismo a auto regularse y curarse.
Estas zonas varían según las escuelas, las técnicas utilizadas y las razones por las cuales acude el paciente a la consulta.
Indicaciones: Dolores en general (espalda, reglas, migrañas…). Desequilibrios neurovegetativos (sistema nervioso) tales como el estrés, el insomnio, angustias,… y un sinfín enfermedades benignas.
Efectos indeseables: Algunos puntos pueden resultar dolorosos. Durantes las siguientes 48 horas, se puede sentir fatiga y sensación de agujetas en ciertas zonas del cuerpo. 

                                                                                                  © Caroline Benko


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