Algunas puntualizaciones sobre la reflexolgía

La reflexología, así como la medicina, no es exacta  y  por lo tanto no todos reaccionamos de la misma manera a un tratamiento reflexológico. La rapidez de los resultados dependen del estado general del paciente, del grado de desequilibrio o enfermedad, del tiempo que haya permanecido la persona con este desequilibrio y del nivel de "consciencia" que esta persona tenga sobre su problema.


Cabe resaltar, que en muchas ocasiones las personas que acuden a la consulta quieren resultados inmediatos y algunas dejan de acudir antes de finalizar el período que llamamos de eliminación.

Al principio de un tratamiento reflexológico, el cuerpo comienza a eliminar no solo toxinas, sino también malestares tanto psíquicos como físicos. Por lo tanto, es posible sentir fatiga y aumento temporal del dolor. Se puede también observar un desplazamiento de la localización o un cambio en la sensación (hormigueo, picor o adormecimiento) del dolor original. Todas estas manifestaciones desparecen a las pocas horas (máximo 48 horas), pero en todos los casos indican que el tratamiento está haciendo efecto y permiten al reflexólogo, evaluar y adaptar en permanencia el tratamiento (las eliminaciones psíquicas suelen ser progresivas, ya que la persona requiere de tiempo para percibir, analizar y asimilar nuevas referencias y puntos de vista, que las estimulaciones reflexológicas liberan de su subconsciente).


La reflexología es una técnica holística, es decir que trabaja la persona de una manera "global", tomando en cuenta los aspectos físicos, mentales y emocionales. Creo plenamente en la eficacia de esta técnica, siempre y cuando:
ü  Se tome el tratamiento reflexológico con seriedad y se realicen sesiones regulares, al menos al principio (cuente entre 5 a 8 sesiones),
ü  se acompañe, según la necesidad, con una dieta o ejercicio físico (para problemas digestivos por ejemplo o algunos problemas musculares y de estrés),
ü  el desequilibrio  no esté demasiado avanzado o sea irreversible,
ü  el paciente tenga cierto nivel de discernimiento. Es decir que quiera asumir su parte de responsabilidad en el desequilibrio y asuma los cambios que necesita hacer.
ü  El terapeuta debe estar capacitado (formación), debe llevar una vida saludable y ser consecuente con la práctica que ejerce.

                                                                                              © Caroline Benkö


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