De regreso...

¡¡Hola a todos!!

Después de unos días de pausa me alegro volver al trabajo y escribir, para todos ustedes.

Quisiera agradecer todo vuestro apoyo y el interés que han mostrado hacia mis artículos. Espero sean provechosos a todas las personas que deseen saber un poco más sobre la reflexología, a aquellas que quieran comprender como funciona y a aquellos terapeutas que como yo, buscan respuestas y desean mejorar y experimentar nuevas maneras de abordar a  sus clientes.

Para mí la reflexología ha sido una gran escuela, baúl ilimitado de conocimientos no solo a nivel profesional y de las personas, de sus males y de cómo funcionamos, sino también a nivel personal. Me ha enseñado a seguir mis instintos, mis intuiciones, a creer en mí y en mis sensaciones.

Es difícil deshacerse de conceptos aprendidos, de falsos límites y barreras que nosotros mismos nos imponemos con nuestra forma de pensar y la sociedad que nos rodea. Sin embargo, la reflexología me ha demostrado que lo que sentimos (y no lo que pensamos) es lo muchas veces lo correcto, que debemos seguir nuestras convicciones y si hay dudas, ponerlas en práctica y… ¡probar! No digas no porque así te lo han enseñado, no cierres las puertas sin antes intentarlo, no creas todo lo que te dicen y comprueba por ti mismo dónde están tus límites…no solo como persona sino como ser humano.

Quisiera compartir con ustedes extractos de dos libros, que “casualmente”  llegaron estos días a mis manos. Creo plenamente en esta versión y aporte científico, confirma mis afirmaciones y experiencia. Son la explicación objetiva y comprobada de lo que ocurre en las personas y de cómo podemos trabajar los terapeutas. Es el comienzo de una nueva manera de restablecer el bienestar y la armonía en las personas. Es esa reflexología “renovada” de la que hablo en anteriores artículos. Es lo que yo llamo la reflexología “vibracional”. Una nueva manera de abordar la enfermedad a través de la reflexología.

LIBRO: La curación espontánea de las creencias – Rompiendo los paradigmas de los falsos límites. 
Gregg Braden. Página 96

« (…) Cuando los cambios se realizan en el campo magnético o eléctrico de un átomo, este último se transforma, lo que modifica su comportamiento, así como su expresión en el plano material. Y cuando los átomos cambian, esto repercute inevitablemente en nuestro mundo.
La transformación que tiene lugar en la energía de un átomo bajo la influencia de un campo magnético es un fenómeno sólidamente documentado, su existencia fue reconocida en 1896. Llamado como la persona que lo descubrió, Pieter Zeeman galardonado con un premio Nobel, el efecto Zeeman puede ser observado en presencia de una fuerza magnética, lo que tiene por efecto de transformar la materia. De una manera muy explícita, los textos de física clásica enuncian el principio de la siguiente forma : « Cuando es sometida a la influencia de un campo magnético, la energía de un átomo cambia. »
Un fenómeno similar , conocido bajo el nombre de efecto Stark, llamado así por el nombre de su descubridor, Johannes Stark, fué observado cuando los átomos son sometidos a la influencia de un campo magnético eléctrico que tiene efectos similares al campo magnético. Aunque tanto el efecto Zeeman como el efecto Stark son interesantes separadamente, juntos, se convierten en la llave para comprender el poder de las creencias sentidas en el corazón.
Estudios efectuados por el instituto HeartMath  han demostrado que la fuerza de la señal eléctrica emitida por el corazón es hasta 60 veces más intensa que la señal eléctrica emitida por el cerebro humano y el campo magnético emitido por corazón es más de 5000 veces más intenso que el del cerebro. 
A tomar en cuenta aquí: la influencia de estos dos campos magnéticos tienen el poder de transformar la energía de los átomos, y nosotros creamos los dos cuando una creencia es firmemente anclada en nosotros!
Cuando nos formamos creencias centradas en el corazón, creamos lo que se llama en física, una expresión eléctrica y magnética bajo la forma de ondas energéticas y su influencia sobrepasa nuestro corazón y no es limitada por la barrera de nuestra piel. Mantenemos entonces una “conversación” con el mundo que nos rodea a lo largo de nuestros días por el medio de un lenguaje sin palabras, el de las ondas de creencias emitidas por nuestro corazón.

Recomiendo leer este interesante artículo de prensa Española relacionado con el tema, por la Dra. Annie Marquier: http://carolinebenko.blogspot.com.es/2012/03/articulo-del-periodico-la-vanguardia.html

LIBRO: Investigaciones sobre el campo de consciencia unitarioTomo 1.
David Wilcok. Página 216.

«  (…) El neuroanatomista Harold S. Burr, de la universidad de Yale, (…) descubrió que un huevo de salamandra no fertilizado está dotado de un campo energético que posee ya una forma de salamandra adulta: el huevo lleva una carga eléctrica en línea recta hacia la dirección en donde éste se desarrollará.
Burr descubrió también en jóvenes plantas, campos magnéticos similares a las plantas adultas. Lo encontró también en diversas formas de vida. Se percató que sus cargas eléctricas cambiaba según sus creencias, hábitos de sueño, la cantidad de luz recibida, la regenaración de los tejidos, la presencia de agua, las tormentas, la aparición del cáncer y hasta las fases lunares. Además, un cirujano ortopédico, el doctor Robert Becker, quién estudió los campos eléctricos naturales del cuerpo humano, descubrió que todos los individuos observados poseen una carga eléctrica mayor en los puntos de acupuntura. Aparentemente las ciencias antiguas contienen muchas más verdades que lo que nos han dejado creer. (…)”

Página 226
“ (…) Uno de mis capítulos preferidos del libro El campo de la coherencia universal de Lynne Mc Taggart es el que trata sobre los trabajos de Fritz-Albert Poop, biofísico de la Universidad de Marbourg, en Alemania (…). Esto significa que podemos crear una pulsación rítmica o lo que la mayoría de las personas llamaríamos vibración, en el interior del campo mismo y obtener efectos mucho más pronunciados. Por ejemplo, en la antigüedad, los soldados romanos debían modificar la velocidad de la marcha cuando cruzaban un puente  en diferentes grupos. De lo contrario, si marchaban todos al mismo paso, el puente podía derrumbarse. Todas esas pequeñas vibraciones que se acumulaban, podían tener juntas un efecto más grande que separadamente. Esto se aplica igualmente al campo unitario, salvo que en este caso de manera positiva.
Así, en las experiencias de fotoreparación (reparación por medio de la luz, ondas lumínicas), la débiles pulsiones de luz de 380 nanómetros parecían crear en el campo unitario una vibración que causaba una curación mucho más grande por el hecho de que una energía de 380 nanómetros afluía. Las células muertas recibían una onda de energía regeneradora en un lapso corto de tiempo y se beneficiaban de un evidente efecto sanador.

Valdría la pena leerse el libro para quienes les guste leer, ya que explica cómo tenemos intercambios continuos, en este caso con las ondas lumínicas de la luz solar (fotoreparación), recargándonos y descargándonos según diversos factores, como si fuésemos baterías. Explican experimentos de laboratorio con diferentes especies, donde se muestra la manera en que los seres vivos se pueden dar o quitar esa energía entre ellos.

Resumiendo y aplicándolo a nuestro campo, que es el terapéutico, podemos los terapeutas y el humano, generar a través de nuestro cerebro y corazón, campos eléctricos y magnéticos (vibraciones) que pueden influenciar y modificar el estado de la materia (cuerpo) de manera positiva.
De allí, la necesidad de preparar a los terapeutas de una manera diferente, aprendiendo la técnica, pero sobre todo, de una manera moral, emocional y energética, aprendiendo a sentir, a tomar consciencia de lo que somos y teniendo el dominio de sí, para producir esa energía, esa vibración que haremos llegar a nuestros clientes.

                                                                                        © Caroline Benkö

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