El estrés y la depresión, causan deshidratación

Un estado de estrés prolongado origina una falta de agua en el cerebro. Se ha comprobado que los pensamientos negativos, así como emociones de tristeza y miedo socavan las reservas de este elemento tan importante en nuestro cuerpo. Este tipo de esquemas de pensamiento, no solo no resuelven las situaciones, sino que desencadenan secreciones hormonales (endorfinas, cortisona, prolactina, vasopresinas...) que alteran los niveles normales de nuestro organismo. Cuando estas variaciones se perpetúan, aumentan las necesidades de agua, muchas veces causante de numerosos desequilibrios algunos ejemplos entre tanto podrían ser:

- Las cefaleas: debidas a la variación de la temperatura del riñón y del hígado, debilitados por la falta de agua

- Reumatismo,  artriris y artrosis: Los cartílagos que se encuentran en las articulaciones están constituidos de una gran cantidad de agua que las lubrican y las mantienen en buen estado. La falta de agua seca las articulaciones provocando fricciones y desgastes. Las células sanguíneas producidas en el interior de la masa ósea necesita igualmente de agua.

- Dolores en la espalda: Las vértebras, así como los discos intervertebrales necesitan ser lubricados, sobre todo cuando existen compresiones.



 © Caroline Benkö

                                            
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